Las barreras de protección son a menudo vistas con escepticismo. El caso de Billy Graham, un prominente político cristiano de los años 40 y 50, es un ejemplo clásico. Su regla de no pasar tiempo a solas con ninguna mujer que no fuera su esposa fue ampliamente criticada como una forma de discriminación sexual. Sin embargo, estas críticas pasan por alto el propósito subyacente: la autoprotección y la preservación de la moralidad personal. Así como una barrera en una carretera previene un accidente fatal, las barreras personales y profesionales pueden protegernos de caídas morales o éticas severas. Debo resaltar que las barreras se colocan dentro de la zona segura, como sucede en las carreteras con curvas peligrosas y precipicios. Si llegas a golpear la barrera, habrá daños, pero serán mucho menores que los daños de entrar en la zona de peligro, como lo sería caer en el precipicio. Un ejemplo más cercano puede ser el consumo de bebidas alcohólicas en un grupo de jóvenes, puede que el rechazo al consumo cause un pequeño daño al ser objeto de algunas bromas momentáneas, pero no se compara con la posibilidad de un accidente automovilístico que puede llegar a cobrar vidas humanas.